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La posesión de drogas y los límites para su consumo personal en Colombia
John Doe
@Bendedetti73
La posesión de drogas y los límites para su consumo personal
John Doe
@Bendedetti73
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La posesión y el consumo de drogas en Colombia es un tema complejo que involucra tanto cuestiones legales como sociales. La legislación colombiana ha evolucionado para enfrentar los desafíos del narcotráfico y al mismo tiempo regular el consumo personal, buscando un equilibrio entre la protección de la salud pública y el respeto por los derechos individuales.
Si bien, la ley colombiana permite la posesión de una cantidad limitada de drogas para consumo personal, estos límites varían dependiendo de la sustancia, y son cruciales para diferenciar entre el consumo personal y la actividad de tráfico.
Esta distinción ha generado una duda generalizada sobre dónde se encuentra el límite entre el consumo personal y la comisión del delito.
La Ley 1453 de 2011 introdujo modificaciones significativas en el Código Penal, afectando la regulación de las drogas. Esta ley especifica las penas para delitos relacionados con estupefacientes y aclara las distinciones entre posesión personal y tráfico de drogas.
Artículo 376: Establece las sanciones para quienes posean estupefacientes sin intención de tráfico. La posesión de cantidades superiores a las permitidas puede llevar a acusaciones más graves.
Artículo 378: Define las sanciones para el tráfico de estupefacientes, incluyendo la distribución y venta de drogas.
Para abordar esta cuestión, resulta fundamental analizar las características de la dosis para uso personal establecidas en el literal J del artículo 2 de la Ley 30 de 1986. Según esta disposición, las cantidades máximas permitidas por el Estado colombiano para el consumo propio son:
Marihuana: La ley permite la posesión de hasta 20 gramos de marihuana para consumo personal (5 gramos para el hachís de marihuana). Esta cantidad es considerada suficiente para el uso personal y no asume alguna intención de tráfico si se está dentro de este límite.
Sin embargo, la Corte Constitucional ha señalado que no se puede penalizar el porte de dosis mínima de estupefacientes, estableciendo una condición para la exequibilidad del artículo 11 de la Ley 1453 de 2011 (Ley de Seguridad Ciudadana).
Si bien, esta normativa prevé penas de prisión de 64 a 108 meses para quienes porten menos de 1.000 gramos de marihuana, 200 gramos de hachís, 100 gramos de cocaína, entre otras sustancias, el articulado no menciona explícitamente la dosis mínima; la Corte aclaró que el porte de menos de un gramo de cocaína o menos de 20 gramos de marihuana no puede ser objeto de judicialización.
Cocaína: El límite permitido para la posesión de cocaína (u otras sustancias a base de cocaína) es de 1 gramo. Superar esa cantidad podría resultar incurriendo en cargos más graves, como los asociados al tráfico de estupefacientes.
MDMA y Éxtasis: La ley establece un límite de 1 gramo para estas sustancias (2 gramos para la metacualona). Al igual que con la cocaína, posesiones superiores pueden implicar tráfico.
Es importante tener en cuenta que cuando la finalidad de la posesión sea la comercialización del estupefaciente, no se considerará como posesión para consumo personal, independientemente de la cantidad encontrada en poder de la persona.
En Colombia, la posesión de drogas para consumo personal no es considerada un delito, siempre y cuando se respeten los límites establecidos por la Ley. Por esto, es fundamental contar con un abogado especializado en derecho penal que pueda analizar su caso particular y presentar una defensa sólida basada en los aspectos legales y jurisprudenciales relevantes.
Cabe recalcar que la jurisprudencia de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia ha reiterado que la posesión de una dosis para uso personal es un comportamiento atípico en relación con el delito de Tráfico de Estupefacientes (artículo 376 del Código Penal).
Paralelo a esto, en la sentencia C-221 de 1994 de la Corte Constitucional, se abordó la constitucionalidad de las leyes relacionadas con la posesión de estupefacientes para consumo personal, pues la Corte afirmó que el derecho a la libre personalidad y el respeto a la autonomía individual, justifican la posesión de pequeñas cantidades de estupefacientes para uso personal, siempre y cuando no se afecte a terceros ni se incurran en actividades de tráfico o comercialización.
Es por esto que establecer los límites mencionados anteriormente tienen como objetivo determinar en qué casos se afectaría o se pondría en peligro el bien jurídico de la salud pública. Por lo tanto, cualquier indicio grave de comercialización implicaría una afectación a este bien jurídico colectivo.
Sería importante destacar que estos límites no son absolutos y que pueden variar según las circunstancias específicas de cada caso. Por ejemplo, si se encuentra una cantidad superior a la establecida para el consumo personal, pero se demuestra que es para uso terapéutico o científico, se podría argumentar una defensa válida.
La Corte determinó que la criminalización de la posesión de cantidades menores para consumo personal puede ser desproporcionada y violan los derechos humanos, siempre y cuando no se demuestre que la posesión estaría vinculada con actividades ilícitas de tráfico y/o comercialización.
Impactos y consideraciones
La legislación y la jurisprudencia colombiana reflejan un equilibrio entre la protección de la salud pública y el respeto a los derechos individuales. Los límites para el consumo personal buscan reducir la criminalización de los usuarios de drogas y centrar los esfuerzos en combatir el tráfico y el crimen organizado. Sin embargo, este enfoque ha generado debates sobre la efectividad de los límites establecidos y la necesidad de políticas adicionales para tratar la drogadicción como un problema de salud pública en lugar de un asunto penal.
Desafíos en la implementación
Aplicación de la Ley: La implementación de los límites establecidos puede ser inconsistente en la práctica, dependiendo de la interpretación de las autoridades y las circunstancias del caso.
Estigmatización y Salud Pública: A pesar de los límites legales, los consumidores de drogas aún enfrentan estigmatización y barreras para acceder a tratamientos adecuados, lo que puede agravar los problemas de salud mental y adicción.
Educación y Prevención: Es crucial que se refuercen los programas de educación y prevención para informar a la población sobre los riesgos del consumo de drogas y las alternativas disponibles para el tratamiento y la rehabilitación.
En conclusión, la regulación de la posesión de drogas para consumo personal en Colombia es un tema que combina aspectos legales y de salud pública. La legislación y la jurisprudencia actual buscan encontrar un equilibrio entre permitir el consumo personal y combatir el tráfico de estupefacientes.
Aunque se han hecho avances significativos en la protección de los derechos individuales y la reducción de la criminalización, persisten desafíos que requieren un enfoque integral que incluya educación, prevención y tratamiento de adicciones.
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- 23 abril, 2024
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